lunes, 7 de diciembre de 2015

Sirio. El Perro de las estrellas.






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Sirio. El Perro de las estrellas.

Marcos Tulio Hostos - ACA


La estrella Sirio forma parte de los objetos que se destacan en la Bóveda Celeste y es conocida por la especie humana desde tiempos inmemoriales, con su intenso brillo color blanco azulado es fácil de localizar en el cielo nocturno. Sirio realmente es la estrella más brillante de todas a simple vista y es el doble del tamaño de nuestro Sol; pueda que su brillo la ayudó a formar parte de diferentes civilizaciones y pueblos en nuestro planeta, pero,  realmente no es una estrella solitaria, es un sistema doble o quizás triple que por la incapacidad de nuestra vista a separar objetos a grandes distancias,  la vemos como una sola fuente de luz.
 Sirio tiene una compañera conocida como Sirio B una enana blanca que solo puede ser observada por telescopios de gran magnitud. Sirio B es la estrella enana blanca más cercana a la Tierra con una masa aproximada a nuestro Sol, lo que la convierte en una de las más masivas hasta ahora descubiertas, normalmente las estrellas enanas tienen la mitad de la masa solar pero hay que destacar que su tamaño es aproximado al diámetro terrestre, lo que significa que su densidad es muy alta.
En el siglo pasado, a mediados de 1995, dos astrónomos franceses Daniel Benest y Jean-Louis Duvent  publicaron un artículo llamado ¿Sirio es un sistema triple? en donde presentaron sus conclusiones sobre disparidades orbitales observadas durante años con Sirio. Afirmando que esto corresponde a la presencia de una tercera compañera, denominada Sirio C, una estrella muy pequeña, posiblemente una enana roja o marrón que gira alrededor de Sirio A en un período de 6.3 años. Hasta el presente ningún observatorio dedicado a la caza de Sirio C ha podido dar con ella.
En nuestro cielo nocturno Sirio forma parte de una de las constelaciones más arcaicas que ha sobrevivido desde épocas remotas hasta nuestros días, el “Can Mayor”, este grupo de estrellas está situado en el hemisferio celeste sur, es muy conocida desde la antigüedad  por pueblos en diferentes puntos de nuestro planeta como los grandes navegantes de alta mar de las Polinesias, cuya brújula eran las mismas estrellas, tomando como referencia los arcos dejados por las estrellas al  desplazarse  de un punto del horizonte a otro en la zona tropical del cielo nocturno, de igual manera pueblos indígenas de norte y sur América, África le dieron una posición destacada, muchos de estos pueblos la relacionaban con perros, otros con lobos. Para los griegos, chinos, sumerios y babilónicos fue de gran importancia en sus culturas.
Y por supuesto a la civilización Egipcia, muchos investigadores afirman que esta constelación en forma de perro es la que verdaderamente está representada en la famosa esfinge, eterna compañera de las pirámides y no el león de la constelación de Leo como se afirma en muchos escritos.
En Egipto Sirio fue conocida como Shotis o Shetis apareciendo desde hace miles de años en los registros astronómicos como la Estrella Perro. En la cultura egipcia Sirio poseía un papel protagónico. Esta estrella se relacionaba con algo vital para la economía del país. La crecida del Nilo, que fertiliza sus riveras al dejar una capa de limo en las inundaciones anuales. Estas tierras son las únicas áreas propicias para la agricultura en Egipto.

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Todos los años s sacerdotes – astrónomos de Egipto esperaban el orto helíaco de Sirio en el horizonte, hacia en Este, lo que significa su primera aparición en el horizonte en el año de la estrella momentos antes que el Sol salga por el Este. Este acontecimiento daba inicio a las inundaciones por el rio Nilo de las tierras para su fertilización y el inicio del año egipcio. Esta temporada de desbordamientos era recibida con gran júbilo y alegría por el pueblo egipcio.
El problema se presentaba porque los egipcios sumaban anualmente 365 días por año sin añadir ningún día que les permitiera compensar el año sidéreo, por lo tanto cada 4 años en el orto helíaco de Sirio se desplazaba un día en el calendario con el año, lo que llevaba a coincidir con el año nuevo cada 1460 años. Cuatro años por cada uno de los 365 días del año. Esto se conoce como ciclo sotíaco, de Sothis la diosa egipcia que personificaba a la estrella Sirio.  
Para Sirio el alfa del Can Mayor el orto helíaco para el Trópico de Cáncer corresponde al 25 de julio. En el año de 1904 el investigador alemán Eduart Meyer sospechó que combinando los textos antiguos, datos arqueológicos con los registros astronómicos del acenso de Sirio se lograba calcular las fechas de los reinados de los faraones, de una manera diferente a la cronología del Antiguo Egipto. . En la cultura egipcia se encuentra el templo de Hathor en Dendera, muy relacionado con la astronomía, allí existe una representación de la diosa Satis disparando su flecha a Hathor ­­­­­- Sirio, siendo simbolizada como la flecha en sí. Según el famoso astrónomo Sir Norman Lockyer, estudioso de Stonehenge, afirmaba que el templo de Dendera era más antiguo que Stonehenge y se diseñó alineándolo con Sirio.

La civilización sumeria le dio igualmente gran valor a la estrella Perro, tiene registros astronómicos escritos en tablillas de arcilla desde hace unos 3.000 años, en su cultura la estrella Sirio ostentaba un lugar significativo en su religión y como una referencia en el calendario, marcando los años bisiestos y su ciclo agrícola.
En la astronomía china Sirio y la constelación de Canis Maior es llamada como Tien-Kou y en japon la estrella Sirio es conocida como la estrella del lobo celestial. Los antiguos chinos y otras culturas relacionaban a Sirio con un gran arco y una flecha, formada por las constelaciones Puppis y Can Mayor atravesando la bóveda celeste hacia el sur en donde apunta al Lobo Sirio. En Alaska, el pueblo inuit del estrecho de Bering la nombraba como Perro – Luna. Otras tribus la conocían como la estrella Lobo y otras, estrellas Coyote
En algunos pueblos indígenas de la América precolombina la astronomía llegó a un gran avance en sus concepción del Cosmos, algunas destacaban en sus sociedades la presencia de la estrella Sirio, como los indios Hopi en Norteamérica y el pueblo cheroqui quién  conjugó a Sirio con Antares en su mitología y los visualizó como perros guardianes del camino de las almas. Los mayas plasmaron en sus jeroroglífos la constelación de Canis Maior con la estrella Sirio como parte de su cultura cosmológica. En el calendario Maya se establece que su inicio corresponde al solsticio de verano, el 26 de julio, período en que la estrella asciende conjuntamente con el Sol (orto helíaco) por el horizonte y termina 364 días posterior, el 24 de 24 de julio del siguiente año, dejando un día que no contabilizaban y formaba parte de sus celebraciones.
Son innegables los lazos ancestrales de los planetas, las estrellas y sus agrupaciones que forman conceptos propios de sus culturas con los seres humanos. Ellos han favorecido  entender el Universo circundante, permitiendo el enriquecimiento cultural y científico de los humanos como especie. La Arqueoastronomía seguirá dándonos sorpresas con sus descubrimientos.

Marcos Tulio Hostos - ACA





Créditos:
Wikipedia  - Sirio
Francisco R. Villatoro
La ciencia de la mula Francis.


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