sábado, 30 de enero de 2016

LAS ESTRELLAS NOS LLAMAN LA TERRAFORMACIÓN DE MARTE.




LAS ESTRELLAS NOS LLAMAN

LA TERRAFORMACIÓN DE            MARTE.                                            


  Por: Marcos Tulio Hostos





Desde hace mucho tiempo las novelas de ciencia ficción han planteado la transformación de planetas que poseen condiciones hostiles a la vida en benignos, capaces de aceptar el establecimiento de colonias humanas.
Estos escritores futuristas (algunos de ellos con una buena base científica) narran la manera en que seres humanos mediante la tecnología, transforman las desfavorables características ambientales de lejanos planetas hasta convertirlos en hábitat propicios a la vida en la forma en que la conocemos. Lo que se conoce como Terraformación.
El termino Terraformación aparece por primera vez en la narrativa de ciencia ficción titulado Orbita de colisión cuyo autor es Jack Williamson, publicado en julio de 1942 en la revista Astounding Science Fiction. Otros señalan que la obra del mismo autor Seetee Ship publicada en 1949 es en donde por primera vez realmente se utilizó el término. Pero, para 1930 en la obra de Olaf Stapledon con el nombre de Last and First Men se plantea que seres humanos (después de una destructiva y prolongada guerra con los nativos venusinos) se inicia la modificación del planeta.
Pero “Terraformación” no se ha quedado como un término exclusivo de la ciencia ficción.
Dentro de la comunidad científica (algunos pertenecen a asociaciones dedicadas a este tema) tenemos investigadores de diferentes disciplinas trabajando en la creación de la tecnología requerida que nos permitirá en el futuro iniciar la modificación de planetas rocosos. Los primeros, lógicamente serán los cuerpos cercanos en nuestro sistema solar; relativamente cercanos para su colonización, posteriormente (si logramos avanzar como civilización sin destruirnos) los mundos que orbitan otras estrellas.
El principal motivo para apostar por esta colosal y costosa empresa es la supervivencia, la superpoblación y la merma cada vez mayor de recursos para la sustentación de la vida en nuestro planeta nos llevarán por este camino. La Tierra se nos hace pequeña, necesitamos más espacio y diversidad. Indudablemente otro sólido motivo es la amenaza de ser impactados por un cuerpo celeste lo que nos obliga a buscar mundos alternativos en donde nuestra especie subsista.
 Por los momentos existen  dos candidatos para este objetivo, Venus y Marte, cualquiera de los dos significaría el primer proceso de terraformación en la historia de la Humanidad sería el proyecto más grande, más prolongado en el tiempo y costoso jamás emprendido por cualquier civilización en el pasado.
La mayoría de los investigadores de las diferentes ramas de la ciencia que están abocados a desarrollar la tecnología necesaria para este fin, coinciden en que Marte es el candidato más lógico, el viaje a Marte es más corto y requiere de menor energía para ello y las características propias del planeta.
Esto nos lleva a aceptar la Terraformación como una nueva ciencia. Ellos coinciden en que Marte podría ser el primer experimento en esta tarea de transformar un cuerpo telúrico hasta convertirlo en un oasis para nosotros, o por lo menos que alcancemos las condiciones básicas para sustentarnos y establecernos en forma permanente o en una primera etapa, por períodos prolongados.
Para Terraformar Marte debemos devolver al planeta a las condiciones que tuvo hace 3.500 millones de años, condiciones que eventualmente pudieron sustentar alguna forma de vida. Se afirma que tenía una serie de elementos que permitieron una gruesa atmósfera. Seguramente esos elementos están congelados en la superficie marciana, ya que en la actualidad Marte es un lugar congelado e inhóspito.
Marte es un planeta rocoso, es casi la mitad de la Tierra; con una tenue y delgada atmósfera, la que  permite el paso libre de la radiación proveniente del espacio; está  compuesta por varios gases, 3% nitrógeno, 1.6% de argón y pequeñas proporciones de  oxígeno, agua y metano, su principal componente es el CO2 que forma 95,32%. La presión en su superficie es muy baja 0.6 kPa, la Tierra es de 101.3 kPa. Su temperatura oscila entre -87° C y 20°C, su media es  -46°C, Marte tiene una tenue gravedad, su velocidad de escape es de solo 5,027 k/s.   
Para poder emprender una tarea tan colosal, tenemos que descubrir cuáles fueron los motivos que llevaron a Marte de ser un mundo similar al nuestro, cálido y húmedo al planeta árido y helado que conocemos actualmente. Marte no siempre poseyó una atmósfera tan delgada y tenue como en la actualidad. En el pasado su atmósfera era más densa, como la terrestre. ¿Qué motivó a que Marte se transformara con el paso del tiempo hasta perder gran parte de su atmósfera? ¿y qué pasó con el agua? 
En marzo del 2015 la NASA, basado en datos recogidos por la sonda MAVEN anunciaron en una rueda de prensa que la radiación y gases emitidos por el Sol durante las tormentas solares al paso de millones de años barrieron la atmósfera marciana. Marte no posee un protector campo magnético como la Tierra, esto hace a su atmósfera vulnerable a la radiación ultravioleta y cósmica que constantemente esteriliza su superficie. Esto también afectó el agua que en una etapa temprana existió en el planeta rojo, haciendo que se evaporara y se perdiera en el espacio.
Estos complejos estudios de su superficie demostraron que Marte hace unos 3600 millones de años poseía grandes cantidades de agua; en su superficie existía un océano primitivo, Esta extensión de agua cubría un área mayor que el océano pacifico y muchos se preguntan sí este océano fue capaz de albergar formas de vida. Su superficie está surcada por lechos, deltas y canales de antiguos ríos y lagos. Los exploradores en Marte Spirit y Oportunity han encontrado elementos que solo se forman con la presencia de agua. En esa etapa primitiva; el planeta era caliente, tenía volcanes activos que emitían dióxido de carbono a la atmósfera haciéndola espesa lo que permitió el efecto invernadero.
Sin embargo, Marte posee agua en sus casquetes polares y se han encontrado vestigios de agua que corre por sus laderas en ciertas estaciones del año marciano. Posiblemente haya agua depositada bajo su superficie en cantidades importantes.
¿Qué haría falta para terraformar Marte?
Para llevar vida a este mundo inhóspito se requiere desarrollar una ingeniería planetaria a una escala nunca vista. Esta empresa costaría grandes cantidades de dinero y recursos aunados al tiempo que se invertiría, podría llevarnos siglos o más de mil años lograrlo.
La primera fase sería calentar al planeta (nosotros los seres humanos somos expertos en eso) pero no sabemos qué cantidad de temperatura sea la adecuada, se necesita dióxido de carbono y agua, muchos científicos creen que parte de la atmósfera marciana está pegada a su superficie, atrapada entre las rocas o enterrada bajo ella.
En los polos hay dióxido de carbono congelado y hielo seco. Hace falta encontrar más carbonatos en su superficie para reactivar la atmósfera arcaica.
 En esta primera fase deberíamos calentar la zona ecuatorial. Esa será la misión primordial de los primeros colonos, producir gases que contribuyan al efecto invernadero como lo estamos haciendo en nuestro mundo desde más de un siglo. Utilizando unos mecheros en donde el CO2 congelado de Marte se caliente y comience a concentrarse en la atmósfera y pueda atrapar el calor solar. Otra posibilidad en estudio por los expertos planetarios es la utilización de cierto tipo de gases miles de veces más potentes que el CO2 en producir el efecto invernadero.
Según los cálculos necesitaremos calentar Marte diez veces más de lo que hemos calentado a la Tierra. Cuando la atmósfera se espese y el hielo se derrita hasta permanecer en forma líquida habremos logrado que el cielo marciano se comience a ver de un tono azul con sus nubes blancas; el agua se estancará en pequeñas depresiones, al evaporarse el agua subirá a la atmósfera y el ciclo de la lluvia retornará después de millones de años. Se debe destacar que esta atmósfera no sería respirable para los seres vivos de la Tierra por tener grandes cantidades de dióxido de carbono y poco oxígeno.
 Esta primera fase se podría darse en unos 100 años, pero como la ciencia avanza en forma exponencial podemos conjeturar que habrá soluciones que aceleren estos procesos.
La siguiente fase de terraformar al planeta rojo es tratar de establecer la vida, ¿qué tipo de vida podemos introducir? El suelo marciano está formado por regolito, fragmentos de rocas y minerales que cubren las rocas y pueden contener todos los nutrientes químicos que requieren las plantas.
Los musgos y los líquenes serían los primeros organismos en ser trasplantados en Marte, ellos destruyen las rocas convirtiéndola en tierra, son organismos muy resistentes, soportan las altas radiaciones, florecen con el CO2 y en bajas temperaturas, sobreviven con muy poco agua, realizan la fotosíntesis y producen material orgánico para las plantas al introducirse en el suelo y fertilizarlo.
Un componente indispensable para los ecosistemas es el nitrógeno y en 2015 se anunció que el rover Curiosity encontró muestras de nitrógeno orgánico, posiblemente el suelo marciano posea este elemento indispensable para las plantas.
Al conseguir una temperatura de 5° C en la superficie del planeta se podrán desarrollar los primeros árboles, los pinos, que son muy resistentes a las bajas temperaturas, pueden vivir con poco oxígeno y altas radiaciones. Son capaces de diseminar sus semillas con el viento sin la ayuda de animales o insectos polinizadores, también mejoraran el suelo.
Estos árboles capaces de vivir en condiciones extremas serán los primeros organismos capaces de producir el oxigeno que requerimos. Esto llevará generaciones en afianzarse en el suelo marciano, incluso la ingeniería genética será aplicada hasta que los bosques marcianos se extiendan por su superficie.  
Con el paso de los años la vida marciana será cada vez más compleja, con un ecosistema diversificado formado desde vida microbiana hasta una fauna y flora complejos; dando paso a un nuevo planeta azul en nuestro sistema solar, en donde no podemos cometer los mismos errores que hemos cometidos en nuestro planeta de origen.
Para los humanos, la colonización de Marte representa una oportunidad inédita de conocimiento, no sabemos cómo evolucionara realmente el planeta colonizado. No estamos seguros si se convertirá algún día en una segunda Tierra, pero esta tarea nos dará la oportunidad de extender nuestra existencia por un período de tiempo mayor, sentando las bases para futuras colonizaciones que permitirán a la especie humana extender su presencia en nuestro Universo.
Nada es eterno, algún día nuestro planeta dejará de existir y nuestra especie tendrá que mudarse para sobrevivir; nuevamente retornaremos a lo que durante miles de años hicimos; recorrer senderos interminables guiados por el Sol y las estrellas, atravesando mares en búsqueda de nuevas tierras en donde poder expandir nuestra especie.
Somos una especie nómada que desde hace milenios nos desplazamos por todo el planeta, afrontando grandes riesgos que nos expusieron muchas veces a la extinción total de nuestra especie. Nuevamente el camino estrellado nos llama.


Marcos Tulio Hostos – ACA

Créditos:
Wikipedia.
NASA/JPL
Marte verde – Kim Stanley



jueves, 7 de enero de 2016

LA ASTRONOMÍA DE ANDRÉS BELLO




LA ASTRONOMÍA
                  de

ANDRÉS BELLO





Por: Marcos T Hostos.




Uno de los aspectos que le debemos agradecer a la tecnología actual, es que ha facilitado a través de los medios de comunicación la difusión de información masivamente. Este hecho ha favorecido a los divulgadores científicos en su labor de hacer a la ciencia accesible y popular. Los divulgadores científicos no solo se interesan en los descubrimientos del momento sino que igualmente en las diferentes teorías existentes o en el aspecto histórico que fundamenta el conocimiento científico.
 A mediados del siglo XX el Universo y la ciencia que lo estudia, la astronomía; lograron cautivar a un gran número de personas; esta fascinación se dio gracias a una serie de televisión llamada Cosmos. En ella en cada capítulo se narraba en forma amena y entendible las maravillas sorprendentes de nuestro Universo. Lo que para muchos nos llevó a quedar atrapados en esa infinita realidad que simboliza el Universo en toda su expansión. Estos viajes cósmicos fueron relatados por el inolvidable científico y divulgador Carl Sagan.
 Esta serie cada semana nos hacia viajar en una nave virtual a partir del mundo de las partículas que estructura la materia que permite las múltiples formas de la naturaleza. Cosmos nos hizo descifrable las leyes de Kepler, vislumbrar la compleja Relatividad que nos sacudió el piso de la realidad de nuestro mundo cotidiano, comprendimos lo mutable que es el espacio – tiempo, nos cubrió con un manto de humildad al mostrarnos los gigantes cuerpos celestes que integran el Cosmos. Actualmente la serie Cosmos fue mejorada en su formato y lanzada nuevamente por el popular astrónomo Neil deGrasse Tyson.
En la actualidad tenemos una gran cantidad de buenos divulgadores científicos que han logrando que se popularice la ciencia entre el ciudadano común, al despojarla del hermetismo excluyente que la envolvió por siglos.
Pero en el lejano siglo XIX en la América colonial del sur, vivió un hombre dedicado al conocimiento universal, con su mente puesta en los avances culturales y científicos de su tiempo, atrapado en un mundo que luchaba por  romper cadenas coloniales arraigadas desde hacía siglos por un imperio; que les impedían avanzar y progresar como sociedades libres.
Este hombre se llamó Andrés Bello, nacido en la Caracas colonial un 29 de noviembre de 1781, precisamente el año en que William Herschel, un astrónomo alemán da a conocer al mundo su descubrimiento. Un nuevo planeta al que llamó Urano, ampliando las fronteras de nuestro vecindario solar.
1781 fue un año convulsionado por conflictos en varios lugares de nuestro planeta. En el continente americano la guerra de independencia de los Estados Unidos se libraba sin cuartel por las trece colonias en contra del imperio británico; en este mismo año, ideas de libertad se propagaban acicateadas por la opresión y la injusticia en una América dominada por el imperio español.  Algunas rebeliones de los pobladores fueron salvajemente repelidas por las fuerzas de la corona española, como las del líder quechua Tomás Katari en Bolivia vilmente asesinado por luchar en contra de la corrupción del sistema de gobierno imperante.
En ese mundo de luchas que en su aparente inmutabilidad se desmoronaba velozmente vivió Andrés Bello, sin duda, uno de los americanos más descollantes del siglo XIX, dueño de una aguda capacidad cognitiva. Fue versado en la literatura, el derecho, la poesía, la filosofía, la medicina, lingüística y el periodismo. Paralelamente a su faceta humanista y al que podemos catalogar sin duda alguna como divulgador científico.
 Su educación en la ciudad de Caracas, Venezuela estuvo aceptable, sus padres se preocuparon en darle la más adecuada para su formación, pero gran parte de su educación fue autodidacta. Se graduó de bachiller en Arte el 14 de junio de 1800, en ese año antes de graduarse recibe en Caracas a los exploradores Alexander von Humboldt y a su compañero, Aimé Bonpland, a los que acompañó a una excursión al cerro el Ávila. Posiblemente este encuentro sembró el interés de Bello en la astronomía; dada la condición de Humboldt como astrónomo. Posteriormente sus años en Inglaterra le permiten tener el conocimiento sobre el campo astronómico actualizado al hacer contacto con astrónomos europeos y sus trabajos de investigación.
Este erudito  cultivó la ciencia desde el punto de vista literario / divulgativo; a través de sus numerosas publicaciones él logró convertirse en el más importante divulgador científico para su época, que para la América hispana del siglo XIX representó un valor incalculable.
 Bello, quien soñaba con una América libre, progresista, culturalmente formada en todas sus facetas, mantuvo un vivo interés en  documentarse sobre las distintas corrientes de  investigación en los campos de la ciencia y en los nuevos descubrimientos de su época a nivel mundial.
Para Bello su proyecto científico formaba parte imprescindible en la formación de las nuevas naciones americanas, en el marco de planes que significó la emancipación latinoamericana.
En 1810 viaja a Londres, donde vivió por casi 20 años antes de residenciarse definitivamente en Chile. Fue el fundador de varios órganos divulgativos en su estadía en Londres. Estos medios impresos fueron “Biblioteca Americana” (Londres 1823), “Repertorio Americano” (Londres 1826-1827) en esta última aparece en la edición de  1826 un relato sobre un telescopio construido en Inglaterra por un Sr. llamado Mr. Tully, con la capacidad de aumentar el tamaño de un objeto entre 200 y 780 veces, artefacto que impresionó a Bello de tal manera que lo describió como el “Telescopio acromático más grande y perfecto del mundo”. En Londres se preocupó de actualizarse sobre los últimos adelantos de tecnología y la ciencia que se hacían en Europa. En sus escritos tocaba tópicos tan disímiles como economía, viajes, uso del barómetro, el cultivo del algodón, la cura de las paperas, entre otros.
Andrés Bello se destacó por sus conocimientos avanzados en el campo de la astronomía. En 1848 publicó en Chile  su libro “Cosmografía o descripción del Universo conforme a los últimos descubrimientos”. Esta obra formada por 15 capítulos presenta la forma, dimensiones y movimientos de la Tierra, el Sol, la Luna y las estrellas, la gravitación universal, los cometas, aerolitos y los calendarios. Presentó los cálculos para las fechas de Pascua.
Bello se valió de literatura astronómica vanguardista como fue lo publicado por inglés John Herschel, hijo del descubridor de Urano, del francés François Arago y las revistas Foreign Quarterly Review y el muy acreditado Nautical Almanac publicación que perdura hasta nuestros días.  Él planteaba que para conocer la distancia entre nuestro planeta y las estrellas se calculaba el tiempo que la luz tarda en recorrer esa distancia. Para su época se establecía que la luz viajaba a 70.000 leguas por segundo. Por ello las estrellas menos brillantes o menor magnitud tardarían por lo menos mil años en ser percibida por el ser humano, por ello cuando se reciba la luz de la estrella se estaría “leyendo una historia de mil años de fecha”.
Para la época en que vivió Andrés Bello, nuestro Sistema Solar estaba conformado por los planetas Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y Urano conocidos como planetas zodiacales por moverse dentro de la zona del zodíaco y los ultrazodiacales, Vesta, Juno, Ceres y Palas que orbitan entre Marte y Júpiter, posteriormente se reclasificaron como asteroides y forman aproximadamente unos 2000 cuerpos.
En su estancia en Chile, Andrés Bello logra desarrollar toda su capacidad creativa y divulgativa, convirtiéndose en una luz de conocimientos logrando ser bien absorbido por la sociedad chilena, adaptándose e integrándose a ella, hasta el punto de recibir su nacionalidad. Sus escritos en Chile los hace a través de la revista nacional “El Araucano” en donde el tema de los cometas demuestran su interés por estos gélidos cuerpos celestes. El cometa Halley de 1835 es objeto de un artículo en donde explica que son los cometas y reseña las observaciones de este famoso cometa durante siglos, da las predicciones de su aparición en el cielo chileno para finales de ese mismo año y su posición entre las constelaciones.  Como dato curioso, el escritor norteamericano Mark Twain nació en 1835 año de la aparición del cometa Halley descrito por Bello y murió a su regreso en 1910.   
Este glorioso erudito le dio un impulso a la astronomía en Chile, promovió acuerdos con universidades de otros países en el campo de los estudios astronómicos y consiguió para la universidad el Observatorio Astronómico Nacional fundado en el año 1852.
Desde su posición como rector de la universidad apoyó la “Expedición astronómica norteamericana a Chile”,  cuya misión era medir la distancia entre el Sol y la Tierra, se aprovechó la oposición de Marte y se observó a Venus, muy cerca de la fase estacionaria que podría dar mediciones más exactas sobre la paralaje solar. Esta paralaje se obtuvo con la medición de los ángulos tomados al Sol desde dos puntos separados en latitud. Paralaje solar es el ángulo bajo el que se ve el radio ecuatorial de la Tierra desde el centro del Sol. Vale 8,794148".
Realmente la obra magistral de Don Andrés Bello ha trascendido fronteras, tanto científicas y  humanísticas como de espacio – tiempo,  creó los simientes de la astronomía moderna en el país que fue su segundo hogar Chile. Legado que ha prevalecido hasta nuestros días.


  Créditos:
ANDRÉS BELLO Y LA COSMOGRAFIA
Yajaira Freites
Homenaje a Don Andrés Bello
BELLO Y LA ASTRONOMÍA
Adelina Gutiérrez A – Academia de Ciencias
Andrés Bello y la Cosmografía: la literatura científica desde la perspectiva de la historia cultural de la ciencia
Por: P. Leyton Alvarado
Wikipedia.


 Por: Marcos T Hostos ACA