Por: Marcos Tulio Hostos
El planeta vecino Marte se ha convertido en el Nuevo Mundo,
el próximo paso a vencer por los humanos. Una humanidad que se ha afianzado en
nuestro planeta a base de superar obstáculos que han desafiado nuestra
capacidad y psiquis a lo largo de la historia de nuestra existencia.
La humanidad lleva el deseo de la exploración, de la búsqueda
de lo desconocido encriptado en su ADN; es por ellos que cruzamos océanos,
valles, territorios en búsqueda de descubrir nuevos espacios. Los seres humanos
desde hace mucho tiempo sueñan y comprenden que convertirse en una especie
interplanetaria significa asegurar su propia supervivencia y cada vez más
desarrollamos la tecnología innovadora que nos permitirá posar seres humanos en
la superficie marciana.
Sin duda alguna, acometer esta empresa nos llevará a
enfrentar retos inimaginables con altas probabilidades de fracaso. Pero de los
fracasos aprendemos y corregimos. En la exploración espacial el fracaso está
siempre al asecho, esperando cortar los sueños de expansión de nuestra especie.
Nuestro vecino, el rojizo Marte es un planeta lleno de
incógnitas. Todo apunta a que en un remoto pasado en este planeta hubo grandes
masas de agua en su superficie. Hay evidencias de lechos de ríos y valles que
llevaban el agua a antiguas cuencas que formaron lagos en un período de hace
más de mil millones de años antes de que Marte se transformara en el planeta
árido que ahora conocemos.
Si es correcto la existencia de agua en el pasado y
posiblemente en el presente, esto nos lleva a preguntarnos ¿Pudo Marte albergar
vida en el pasado? Y si fue así ¿Se mantiene esa vida en la actualidad? Estas
incógnitas buscan ser respondidas por el proyecto conjunto ExoMars, Ruso –
Europeo representados por Roscosmos y ESA.
ExoMars (Exobiology Mars) es básicamente una misión de
exobiología, compuesta de un orbitador Tracer Gas Orbiter TGO con la finalidad
de buscar rastros de vida pasada y presente en el planeta rojo. Con el
orbitador se estudiará la composición química de los gases en el planeta para
comprobar la presencia de metano, un gas relacionado con la presencia de vida,
ya que en la Tierra el metano es producido por el 90% de los organismos vivos.
El metano fue detectado en Marte anteriormente en los años 2004 y 2014.
El objeto de la misión es determinar si el metano marciano es
de origen biológico o por procesos geológicos como la oxidación del hierro, de
igual manera el olivino puede ser el causante del metano, así como el
vulcanismo que es otro factor que puede dar origen al metano. La otra parte de
la sonda es un módulo de descenso llamado Schiaparelli, quien probaría la tecnología
para un descenso exitoso en la superficie de Marte.
Para este fin se había desarrollado el módulo Schiaparelli,
que es una sonda diseñada exclusivamente para probar la tecnología trazada para
el descenso seguro en la superficie de Marte. Solo llevaba instrumentos de
telemetría que le permitían medir la velocidad de descenso y distancia a la
superficie, la velocidad y dirección del viento, la humedad, la temperatura y
los campos eléctricos a su alrededor aparte de otros datos y por esto su única
fuente de alimentación eran baterías, Su vida útil estaba estipulado para que
solo durara entre 2 y cuatro días marcianos tiempo suficiente para enviar datos
a la Tierra.
Schiaparelli buscaba contribuir en el estudio para futuras
misiones que pretenden colocar en un futuro seres humanos en la superficie
marciana. Para lograr con éxito estas misiones se requieren una serie de
investigaciones, ya que realmente esto no será una tarea fácil. La suma de
esfuerzos e inversión entre Roscosmos y la ESA que buscan (por primera vez en
la historia de la exploración marciana) posar en forma segura una sonda en
Marte y alejar y superar la mala racha de ambas agencias en sus intentos hasta
ahora fallidos de colocar con éxito un artefacto en Marte. Lamentablemente
Schiaparelli se estrelló en Marte sumando un fracaso más a la lista de intentos
fallidos por parte de los europeos.
Después de desprenderse de la ExoMars, el módulo de descenso
Schiaparelli comenzó su bajada a la superficie marciana el 19 de Octubre, como
habían trazado para que se cumpliera esta primera fase los programadores de la
misión. Al mismo tiempo la sonda Trace Gas se colocó en una órbita muy elíptica,
comenzando a hacer sus iniciales observaciones en sus dos primeras órbitas a
Marte. Comenzando el día 20 a tomar sus primeras imágenes a la superficie
marciana. El escudo térmico
aerodinámico del módulo de descenso cumplió su cometido al protegerlo del calor
producto del rose atmosférico, la telemetría confirma que el paracaídas
funcionó correctamente frenando a los 11 Km de altura a la sonda en su veloz
caída. La sonda es auto controlada pero no guiada en su rumbo. El problema se
registra tan solo a 50 segundos antes del aterrizaje.
Voceros de ESA informaron que posiblemente los retrocohetes
de propulsión líquida cuya misión era frenar la caída hasta hacer que la sonda
se posara sin riesgos, funcionaron solo 3 o 4 segundos de los 30 segundos programados
en el descenso. Hasta los momentos la hipótesis con mayor consenso es que se
produjo un fallo informático.
Los científicos encargados de la investigación aseguran que
Schiaparelli logró enviar los datos de telemetría a la Tierra lo que permitirá
deducir la velocidad real de descenso del módulo y altura durante su
trayectoria.
Esta historia de la perdida de la sonda Schiaparelli recuerda
a la misteriosa desaparición de la sonda británica Beagle 2. Esto ocurrió el 25
de diciembre del 2003, la que iba ser la primera sonda que descendiera en la
región Isidis Planitia
con éxito en Marte por Europa se transformó en un enorme fracaso para el Reino
Unido y la Agencia Espacial Europea, La Beagle 2 desapareció sin dejar rastro
al entrar en la atmósfera marciana. Esta capsula era un artefacto de bajo costo
y no poseía instrumentos de telemetría para su descenso, lo que imposibilitó su
localización. Solo en el año 2014 la Mars Reconnaissance Orbiter ubicó la desaparecida
cápsula esclareciendo de esta forma el enigma.
La sonda fue descubierta sobre Marte en noviembre
de 2014 pero se mantenía la incertidumbre sobre las razones por las que había
sido incapaz de comunicar con la Tierra. Ahora una colaboración entre las
universidades De Montfort y Leicester ha manejado tecnología de modelos 3D para
revelar por vez primera que el Beagle 2 desplegó al menos tres, y posiblemente
cuatro, de los paneles solares que debía abrir tras tocar tierra sobre la
superficie del planeta. Hasta ahora se creía que sólo dos de los cuatro
paneles se habían desplegado.
El módulo de descenso Schiaparelli fue rápidamente
localizado en el lugar de impacto por la sonda de la NASA Mars Reconnaissance Orbiter,
por medio de su cámara de imágenes de alta resolución el 1 de noviembre llamado
HiRISE (High Resolution Imaging Science Experiment. En donde se muestran unas
imágenes preliminares en tonos grises de la sonda en el lugar de impacto,
posteriormente hizo varias tomas a color del sitio en donde se puede apreciar
varios objetos de la sonda, el cráter de impacto y el paracaídas movido por el
viento.
Estas imágenes nos revelan cuan dramático y oscuro
es el camino de la exploración espacial, dimensionando los riesgos que involucra
colocar sondas o seres humanos en la superficie de Marte o cualquier otro
cuerpo celeste. Pero los humanos han llegado a sobrevivir y formar una
civilización capaz de viajar en el espacio fue exactamente tomando y superando
retos, peligros enormes a lo largo de su historia.
Por: Marcos Tulio Hostos
Créditos:
SEDA/LIADA
UNOCERO
HIPERTEXTUAL
Si, nada que celebrar.
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