Las Gemínidas y su
singular origen
Por:
Marcos Tulio Hostos
Las Gemínidas son una lluvia de estrella o meteoros
considerados de alta actividad, con una alta THZ (Tasa horaria Zenital); en
condiciones óptimas se pueden observar un promedio de 120 meteoros por hora. Se
espera regularmente su aparición cada año es entre los días 7 y 17 de
diciembre. Este año su máximo se calculó para el día 13 de diciembre, cuyo
radiante se encuentra ubicado en la constelación de Géminis.
Sus meteoros son de una velocidad moderada lo que permite
observarlos con facilidad. Son considerados los meteoros más masivos del grupo
de lluvias de estrellas que tenemos durante el año, lo que hace muy atractiva
su estudio para muchos astrónomos. Su ubicación en la Esfera Celeste es a 33° +
lo que puede considerarse una posición septentrional, sin embargo, gracias a su
Ascensión Recta podemos disfrutar de su observación desde tempranas horas de la
noche, mucho antes de su culminación en la esfera celeste.
Las Gemínidas no son una lluvia de estrellas normales o
comunes en su origen comparativamente con las otras lluvias meteóricas. Sabemos
que todos los radiantes meteóricos tienen su origen en los congelados núcleos
cometarios que por perturbaciones gravitacionales se desprenden en un momento
dado, de la nube de Oort o del cinturón de Kuiper. Estos cometas cada cierto
tiempo son lanzados hacia el interior del sistema Solar, rumbo al Sol.
Estos núcleos de cometas sufren durante su trayectoria,
transformaciones en su composición que los convierten en los objetos celestes luminosos
que durante siglos han sorprendido a la humanidad. Las Gemínidas, se sospecha
que tienen un origen distinto, porque hasta ahora no se ha encontrado un cometa
que coincida con la trayectoria de los fragmentos, Su origen se le atribuye al
asteroide Phaethon 3200.
Phaethon 3200 o Faetón 3200 (cuyo nombre proviene del hijo
del dios del Sol Helios, según la mitología griega), es un asteroide con una
órbita muy inusual que lo lleva a las cercanías del Sol como ningún otro asteroide
catalogado con un nombre lo hace. Aunque existen tres asteroides, definidos con
nomenclatura que poseen órbitas con un menor perihelio.
Faetón 3200 es un
cuerpo con un diámetro entre 5 / 10 km y fue descubierto en el siglo XX, el 11 de octubre de 1983 por medio de
imágenes del satélite artificial (IRAS) de la NASA, fue detectado en el
infrarrojo. Ocurrió rápidamente su clasificación como asteroide por sus
características: no tenía cola, su órbita recorre el cinturón de asteroides y
sus colores se asemeja al de otros los asteroides, por lo tanto no cabía otra
clasificación. Varios astrónomos piensan que posiblemente Faetón 3200 es un
fragmento del asteroide Pallas, por el hecho de que sus órbitas se parecen
mucho.
El problema es que los asteroides no sueltan partículas por
la influencia del viento solar, como sí lo hacen los núcleos de los cometas, y
es por razón que ellos dejan un rastro de partículas a través de su trayectoria
alrededor del Sol.
Este rastro de partículas ocasionalmente es interceptado por
la órbita terrestre, lo que hace que desde nuestro planeta avistemos un punto
en la esfera celeste en donde surge un
radiante meteórico de una lluvia de estrellas.
El extraño origen de las Gemínidas ha llevado a los
investigadores a hacer un estudio muy riguroso de las trayectorias de sus
meteoros. Se sospecha que Faetón 3200
tiene un origen cometario o posiblemente sea un híbrido entre cometa y
asteroide lo que amplía aun más la clasificación de cuerpos celestes en nuestro
Sistema Solar. Pero, técnicamente está considerado un asteroide.
La interrogante es: ¿Cómo este asteroide puede producir
fragmentos que ocasionan los meteoros de las Gemínidas? Los astrónomos han
elucubrado varias hipótesis sobre el caso: Una plantea que Faetón se separó de
otro cuerpo expulsando fragmentos producto de la ruptura, sin embargo esto no
concuerda por otros factores. Otra teoría establece que una colisión con otro
cuerpo hace miles de años podría haber producido los escombros que nuestro
planeta intercepta ahora. Pero esta teoría tiene poca credibilidad motivado a
otras pruebas.
La más aceptada hasta ahora es que Faetón es un cometa muerto
y desgastado (el núcleo) cuyo material se ha sublimado y que en un pasado
produjo los escombros que conocemos como las Gemínidas.
En el año 2009 la sonda espacial de la NASA STEREO – A pudo
captar en forma imprevista un aumento considerable del brillo (se duplicó) de
Faetón durante su paso por el perihelio. Esto se atribuyó a la posible
liberación de polvo del objeto producto del calentamiento y agrietamiento de
las rocas en su superficie por su cercanía al Sol. El inconveniente hasta ahora
con esta teoría es que no toma en cuenta la cantidad del material de las
Gemínidas.
Observaciones realizadas posteriormente por la sonda STERO
entre 2009 y 2012 muestran una pequeña cola que sobresale justo detrás de la
roca. Lo que es una evidencia incuestionable de que Faetón expulsa partículas
de polvo y se sospecha que este polvo es expulsado por fisuras térmicas de la
corteza en un proceso llamado “fractura de desecación”, similar a las grietas
que se forman en el barro en el lecho de un lago seco.
El descubrimiento de una pequeña cola en Faetón 3200,
reafirma la posibilidad de que este sea la fuente de las Gemínidas. Pero, surge
la incógnita de ¿cómo estas grietas pueden producir todo el material para esta
cantidad de lluvia de estrellas?
El estimado de la masa del asteroide lo sitúan en 30 toneladas,
aparentemente se ve como una gran cantidad de material para producir los
meteoros. De hecho, es demasiado pequeño para mantener el flujo masivo de
partículas que producen las Gemínidas.
Este misterio posiblemente sea
resuelto con una mayor cantidad de observaciones utilizando las sondas
disponibles como STEREO y otras que monitorean en forma constante al Sol.
Para muchos astrónomos en todo el mundo, las Gemínidas son
sin titubeo su lluvia de estrellas favorita. Sin ningún tipo de dudas estas
lluvias son muy confiables en cuanto al flujo relativamente constante de
meteoros cada año. Parte de su atractivo es la cantidad de meteoros visibles
por hora y su radiante es de fácil localización cerca de la estrella Castor.
Por los momentos este misterio es una buena excusa para
meditar sobre el tema en una noche estrellada y de igual manera maravillarnos
frente a la presencia de un Universo vasto, preñado de incógnitas que
representan el conocimiento desconocido que aguarda por nosotros para revelarnos
sus enigmas.
Por: Marcos Tulio Hostos
Créditos:
Wikipedia