Por
Marcos Tulio Hostos
Nuestra galaxia la Vía Láctea está compuesta en su totalidad de más de 200 a 400 millones de estrellas, según han calculado los astrónomos. Estas estrellas se clasifican en diferentes tipos de acuerdo a sus características y todo indica que posiblemente la Galaxia sea una galaxia espiral como nuestra vecina Adrómeda.
De este inmenso número de estrellas que forman la Vía Láctea la mayoría lo constituyen estrellas enanas. Este concepto de estrellas enanas simboliza a una pluralidad de distintas clases de estrellas. Este término apareció en el año de 1906, gracias al astrónomo danés Ejnar Hertzsprung, quien se notó que las estrellas más rojas, clasificadas como K y M (según la clasificación de Harvard) podían ser divididas en dos grupos diferentes. Estrellas más brillantes que el Sol o mucho menos brillantes. Para diferenciar a estos dos grupos los designó estrellas gigantes y estrellas enanas; las estrellas enanas más débiles y las gigantes más brillantes que el Sol.
De este grupo de estrellas enanas se han clasificado un grupo llamadas enanas rojas y representan el 70% de las estrellas que componen nuestra Vía Láctea. Son estrellas mucho más pequeñas que el Sol y poseen entre un 50% y 7.5% de la masa solar. Las enanas rojas son las estrellas más longevas que se conocen; nuestro Sol tiene una vida promedio de 10.000 millones de años (de los cuales ya ha vivido 5000 millones de años) y una estrella enana roja puede vivir sorprendentemente 4 billones de años.
Este factor de longevidad en las enanas rojas ha puesto a pensar a más de un astrónomo sobre la posibilidad de que esto sea un elemento que permita a la vida desplegarse en algunos de los planetas que orbitan a estas estrellas enanas.
Los factores que permiten el surgimiento de la vida en planetas alrededor de las enanas rojas son múltiples.
El flujo estelar
Es la medida de potencia de radiación electromagnética de un cuerpo emisor o la cantidad de recepción de la superficie de un cuerpo receptor. La cantidad de energía electromagnética emitida por la enana roja y la cantidad recibida en un planeta relativo a la cantidad de luz y calor.
Acoplamiento de marea
O rotación sincrónica, es la causa de que un objeto astronómico esté fijo apuntando a otro, como la cara visible de la Luna está siempre apuntando a la Tierra. Un objeto acoplado sincronizado gira sobre su eje igual que rota sobre el objeto. Otro ejemplo a parte de la Tierra y la Luna es Plutón y su satélite Caronte.
La corta zona de habitabilidad
Esta es la zona alrededor de una estrella, en donde la radiación electromagnética permite que el agua tenga los tres estados: sólido, líquido y gaseoso, en un planeta o satélite rocoso o telúrico. La zona de habitabilidad de estrellas enanas es más corta que las estrellas gigantes incluyendo a nuestro Sol.
Variación estelar
Las estrellas tienen cambios en su brillo y emisiones de energía electromagnética, lo que las hace inestables dependiendo de la frecuencia en que crean estos cambios. La variación estelar experimentada por las estrellas enanas rojas frecuentemente en su etapa joven (sus primeros miles de millones de años) puede ser un inconveniente para la aparición de la vida en los planetas de estas estrellas. Sin embargo, el gran número de este tipo de estrellas y su longevidad pueden ser factores que favorezcan la formación de organismos vivientes en sus planetas.
Los cuerpos orbitando en estas estrellas se encuentran sometidos a un calentamiento de marea por su proximidad a la estrella, que puede ser perjudicial para el asentamiento de la vida.
También la cercanía de la órbita del planeta a la enana roja
puede producir un movimiento de marea que al tener una sola cara direcc
ionada a
la estrella, haría muy difícil una temperatura homogénea en todo el planeta.
En general, las estrellas a mayor tamaño generan más luz y calor y su zona de habitabilidad es más amplia y alejada de la estrella, las estrellas más pequeñas son más frias; su zona de habitabilidad está más cercana a la estrella. Esta cercanía a la fuente de calor podría ser un factor perturbador para el establecimiento de la vida en planetas en estos sistemas planetarios.
Se sabe que las enanas rojas en sus primeras etapas de vida son muy inestables; estas estrellas jóvenes tienen mucha actividad eruptiva, expulsando al espacio material en grandes estallidos mayores que en nuestro Sol; afectando la atmósfera planetaria, acabando con el oxígeno de la atmósfera, dificultando el proceso de la vida.
De igual forma, las estrellas aparte de luz y calor emiten rayos X y radiación ultravioleta, sólo un planeta con una atmósfera con cierto grado de densidad y una magnetósfera eficiente capas de desviar las partículas cargadas de alta energía del viento solar, puede tener éxito en proteger la vida embrionaria en su superficie; esto involucra planetas que poseen campos magnéticos.
Estas emisiones de la estrella enana roja son realmente súper llamaradas, ellas alcanzan barrer de la atmósfera de un planeta rocoso las moléculas de oxígeno e hidrógeno, ingredientes que forman el agua, esencial para la vida. Se ha comprobado que estos niveles de radiación emitida por las estrellas determinan la posibilidad de que un planeta sea habitable o no.
Si las emisiones de radiación son muy constantes y violentas podrían acelerar el proceso de pérdida de las moléculas de oxígeno e hidrógeno en un tiempo relativamente corto, lo que disminuyen las oportunidades de que la vida emerja.
Recientemente fue descubierto un planeta orbitando en una estrella roja en Proxima Centauri, nuestro vecindario más cercano en la Galaxia. Este planeta llamado Proxima b es aproximadamente del tamaño de la Tierra, es un planeta rocoso. Proxima b está a una distancia de su estrella 20 veces más cercano que la Tierra al Sol.
Proxima b está siendo bombardeado con intensas dosis de radiación, rayos X y radiación ultravioleta, de súper llamaradas que ocurren cada dos horas. A este ritmo calculan que la pérdida de oxígeno ocurrirá en apenas 10 millones de años. Por otro lado, la aguda actividad magnética y el viento estelar disminuyen las probabilidades de la existencia de vida en Proxima b.
Estos estudios nos van mostrando cuales son las estrellas con mayor número de posibilidades para que sus planetas tengan las condiciones necesarias, el tiempo suficiente de permanencia sin cambios bruscos para que se dé el proceso de adaptación de la vida, de estabilidad, en la emisión de energía recibida de la estrella. Las estrellas estables como nuestro Sol representan un tipo de estrella con grandes probabilidades de que la vida emerja en sus planetas como sucedió en el nuestro hace millones de años. Pero el estudio de las estrellas y sus planetas está avanzando rápidamente con la ayuda de telescopios en el espacio. Esperamos las nuevas generaciones de telescopios que serán capaces de percibir trazas de vida en las atmósferas de planetas lejanos orbitando en estrellas de nuestra Galaxia.
Crédito
Wikipedia
Astrobitácora
Alex Ribeiro
Europapress